El hogar de un hombre es su ashram


por M. Govindan


Conforme despertamos a la dimensión espiritual de la vida, podemos encontrarnos a nosotros mismos casi siempre frente a una mente que nos produce mucha distracción. Este dilema humano universal, donde nuestra consciencia es absorbida completamente en las fluctuaciones de la mente, los “vrittis”, tales como recuerdos, percepciones de lo sentidos, sueño, conceptualizaciones y falsas concepciones, ha sido analizado por Patanjali al comienzo de sus Yoga-Sutras (versos I.5-11). Pero Patanjali describe también la meta del Yoga, la Auto-realización, mediante su famoso texto, al distinguir claramente estas fluctuaciones de la mente (lo Visto) del Vidente, o el Ser. Él escribe: “Luego el Vidente mora en su propia forma verdadera,” (verso 1.3). Pero en el siguiente verso él indica claramente cuán propensos somos a perder esta Auto-realización: “De otro modo, existe una identificación (del ser individualizado) con las fluctuaciones (de la consciencia)”. ¿Cómo podemos superar esta ignorancia fundamental, avidya, donde confundimos el Ser con el no-Ser, el Vidente con lo visto, lo permanente con lo impermanente? ¿Está hoy nuestro Yoga ayudándonos a permanecer despiertos, o haciéndonos caer dormidos?

Hoy el Yoga se ha convertido en un gran negocio. Un reciente artículo de Yoga Journal estima que hay unos 18 millones de norteamericanos practicando ahora alguna forma de yoga, y que por término medio gastan en ello unos $1,500 al año. Ello suma una industria que genera 27 mil millones de dólares al año, ¡sólo un poco de lo que genera Microsoft cada año! El consumismo y la “corporación América”, el yin y el yan de nuestra cultura materialista, han secuestrado el Yoga.

¿Está este elemento consumista del Yoga Norteamericano creando una ilusión? Siendo consumidores, dirigidos por una cultura y un sistema económico que nos dice constantemente que cuanto más consumamos más felices seremos, nos encontramos a menudo “consumiendo” en el mercado espiritual: clases en estudios de Yoga, seminarios, cassettes, accesorios, libros, profesores, enseñanzas. Siempre mirando fuera de nosotros mismos por cosas que nos darán lo que echamos de menos. Por ejemplo, ¡la mayoría de las personas que van a estudio de Yoga ni siquiera practican Yoga en casa! Están intentando conseguir de otra persona algo que sienten que les falta. Y más aún, ¡muchos de los miles de estudios de Yoga que han brotado en los centros comerciales de Norteamérica, los grandes templos del materialismo, están promoviendo esta ilusión! No nos equivoquemos, hay una gran batalla cultural en marcha aquí. Aunque tales bienes y servicios pueden hacernos sentir o parecer mejor, o mejorar nuestra salud, y en el mejor de los casos recordarnos incluso nuestro camino espiritual, sólo pueden llevarnos un poco hacia la meta del Yoga auténtico: la Auto-realización.

La Auto-realización, donde uno se descubre a sí mismo como el Vidente, como distinto de lo Visto, las experiencias, puede venir en un relámpago de inspiración. Pero la Auto-realización o Samadhi (absorción cognitiva) tal como la describe Patanjali en los Sutras 1.40-51 es elusiva, mientras sigamos identificándonos con nuestra mente, es decir todas las fluctuaciones, los vritti que surgen dentro de la consciencia: los pensamientos, experiencias de los sentidos y los recuerdos. Al mismo comienzo de los Yoga-Sutras, en el verso I.2, Patanjali nos dice que “Yoga es el cese (de la identificación con) las fluctuaciones (que surgen dentro de la) consciencia”. Tras analizar estas fluctuaciones, él recomienda como solución no un método específico sino: “Mediante la práctica constante y el desapego (surge) el cese (de la identificación con las fluctuaciones de la consciencia)” (verso I.12).

¿Pero cuánto tiempo llevará esto? Debido a nuestro condicionamiento, todos queremos encontrar el camino más rápido y fácil. ¡Y estamos dispuestos a pagar por ello! Pero Patanjali nos dice en efecto que la única moneda de valor en el campo del Yoga es la sinceridad: “Así, la diferencia característica (respecto a cuán rápidamente es alcanzada la absorción cognitiva) depende de si la práctica del yogui es débil, moderada o intensa” (verso I.22).

Una práctica suave es desigual, esporádica, llena de dudas, subida y bajadas y llena de distracciones que se llevarán a uno lejos. Una práctica moderada tiene periodos de intensidad y devoción, alternando con periodos de olvido, distracciones e indulgencias en pensamientos y hábitos negativos. Una práctica intensa se caracteriza por la determinación constante en recordar al Ser y en mantener la ecuanimidad a través del éxito y el fracaso, el placer y el dolor, creciendo en amor, confianza, paciencia y simpatía por los demás. No importa la intensidad de sucesos o circunstancias, no importa cuán grande el juego del drama lleno de ilusión, seguimos viendo la Divinidad a través de todo.

A menudo podemos oír a nuestra mente poniendo excusas como “no tengo tiempo de practicar Yoga, tengo que ir a trabajar” o “me gustaría tener más tiempo para practicar”. Podemos también encontrar a nuestra mente anhelando un tiempo y un lugar que serían más ideales: “Cuando me retire, me iré a la India a vivir en un ashram”. O “el próximo año, me voy a ir a un retiro a ese ashram en las montañas”. Esto es naturalmente más que la reacción habitual de la mente, buscando algo fuera, implicada en la dualidad del momento tal como el gusto o el disgusto, el éxito o el fracaso o la pérdida y la ganancia. Y mientras consideremos nuestra práctica de Yoga como algo que consumimos, o algo que consumimos “ahí fuera”, estaremos sólo reforzando el juego de la mente.

Tú no eres la mente. Tú tienes una mente. Tú eres Ser-Consciencia-Gozo, Satchitananda. Y con el fin de realizar esto plenamente, a cada momento, debes jugar el juego de la consciencia: la constante Auto-consciencia (consciencia del ser). En el Kriya Yoga de Babaji se enseñan muchas técnicas o kriyas que le permiten a uno cultivar la consciencia en cada momento y en todos los niveles de existencia, incluyendo las asanas para el físico, respiración pranayama para el vital, meditación dhyana para el mental, mantras para el intelectual y bhakti Yoga devocional para la dimensión espiritual de nuestro ser. Esto produce un desarrollo íntegra y finalmente perfección o siddhi en todos los niveles, no sólo un ascenso espiritual o vertical.

¿Cuándo y cómo hacer esto? ¡Tan a menudo como recuerdes hacerlo! ¡Depende de ti! Todas las prácticas yóguicas o sadhana pueden ser resumidas como: “todo lo que haces para recordar quién eres, y todo lo que haces para dejar partir lo que no eres”. Tú estás probablemente leyendo esto ahora en tu casa en este momento. Conforme lees estas líneas, ¿puedes permitir a parte de tu consciencia que se retire atrás como un testigo, observando a tu mente leyendo estas palabras? ¿Puedes seguir permitiendo a tu consciencia que se divida en dos parte: una parte absorta en ver, oír, hacer, pensar, sentir, y otra parte simplemente siendo consciente de todo lo que está pasando? Si es así, encontrarás gozo en cada momento. Tú ganas este “gozo” siempre que estás consciente. Este “juego de consciencia” es el único juego que vale la pena jugar. Cada vez que recuerdas jugarlo, tú ganas, cada vez que olvidas ser el testigo, tú sufres, y pierdes. Incluso si tu karma te está entregando rosas a tu puerta, en vez de tomates podridos, si tú estás absorto en el drama, tu mente comenzará pronto a preocuparse sobre cuándo acabara todo, y así sufrirás.

Así que haz de tu hogar un sitio donde practicarás estas sadhana yóguica en cada momento. ¿Qué hacemos en casa? Comer, dormir, lavarnos, relajarnos, jugar y hacer trabajo de casa. Haz de todas estas actividades campos de consciencia, oportunidades para practicar la atención, tal como se enseña en el Kriya Yoga de Babaji. Aquí hay algunas sugestiones específicas en cada una de estas áreas:

  1. Comidas: cuando te sientes a comer, haz de ello una actividad sagrada, comenzando por el momento en que comienzas a preparar la comida. Canta canciones devocionales o mantras, y cultiva la consciencia mientras pelas, cocinas, sirves. Cuando te sientes, di una oración o canta el mantra de dedicación de la comida: Ahm Hreem Kram Swahaa, Chitrya Chitra guptraya yamarupy dryah Om Tat Sat Om Kriya Babaji Nama Aum. Mastica plenamente cada bocado, practicando ser el testigo de todo lo que experimentes. Incluso cuando estés lavando los platos y sacando fuera la basura continúa cultivando esta Auto-consciencia.
  2. Trabajo en casa y pago de facturas: el viejo dicho, “la limpieza está cercana
    a la Divinidad” se aplica también aquí. Mantén tu casa como si estuvieras esperando que Dios te visitara en cualquier momento. Al crear un espacio de orden, brillantez y limpieza experimentarás más ecuanimidad dentro de ti mismo. Cultiva el testigo conforme realizas estas actividades. Al aprender a administrar tus gastos según tu renta, y pagándolos a tiempo, evitarás mucho estrés y así liberarás la mente de reacciones perturbadoras.
  3. Momentos de ejercicio, baño y de vestirte: entrena tu mente a que se concentre interiormente conforme realizas los rituales diarios de tus posturas de Yoga, y en los momentos del baño y de vestirte. Haz una cosa a la vez, con parte de tu mente retirada de la implicación con el juego de los sentidos y de la mente.
  4. Juega con tus niños: tus niños pueden enseñarte cómo recuperar la espontaneidad, la risa, y a estar en el presente. Busca oportunidades para compartir con ellos lo que amas de la vida, y animarles a que se expresen a sí mismos. Sé un buen oyente no sólo hacia ellos, sino de las reacciones y al diálogo interior de tu mente. Sé un testigo, no sólo el hacedor.
  5. Compartir con amigos: invita a personas afines a que se unan contigo en satsang o “compartiendo la verdad”, recuerda que el espíritu no tiene forma, y que lo que es verdaderamente importante es ser, más y más, Quien realmente eres. El satsang puede expresarse en la forma de compartir lo mejor de lo que uno ha apreciado o realizado, cantos, amistad, meditación, una sesión de posturas de Yoga, una comida, cualquier expresión o gesto de amor y afecto.
  6. Practica yoga nidra para sustituir gradualmente el sueño por descanso yóguico. Comienza con la práctica del descanso consciente cuando no esté fatigado, y reduciendo así el riesgo de quedarte dormido. Aprende a permitir que el cuerpo descanse, mientras mantienes tu atención en el estado de Auto-atención, no retirado del plano físico.
  7. Practica posturas, pranayama, meditación, mantras y todas las otras formas de sadhana según un horario regular, particularmente por la mañana y tarde, antes y después de las horas de trabajo, y más intensamente los fines de semanas y fiestas.
  8. Estudia los Yoga-Sutras de Patanjali y el Bhagavad Gita diariamente.

Al cultivar la Auto-consciencia en medio de las actividades anteriormente mencionadas, experimentarás alegría incondicional, o gozo. El gozo, ananda, no depende de si las circunstancias externas son agradables o no, de si obtienes lo que quieres o lo que no quieres. Depende sólo de si estás presente, en un estado de consciencia hacia todo lo que es.

Si puedes cultivar la atención en casa, puedes comenzar a cultivarla en todas partes. Al practicar la ecuanimidad constante durante las subidas y bajadas de la vida, los momentos dolorosos y placenteros, los momento felices e infelices, gradualmente te convertirás en un Yogui, más que en un simple consumidor de materialismo espiritual. Permanecerás en un estado de Auto-realización. Aunque el mercado espiritual te pierda, el mundo se beneficiará sin medida de tu iluminación. ¡No necesitamos más estudios de Yoga! ¡Necesitamos más ashrams! Un ashram es por definición la residencia de un Yogui. ¡Así que sé un Yogui, y automáticamente tu casa será un ashram!

Copyright 2003 por Marshall Govindan. Todos los derechos reservados


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